Inbiomed triplicará su capacidad productiva con una tecnología más segura y limpia, desarrollada in-house
Los protagonistas, en primer plano:
InBiomed | Mariano Murature y Julián Reynoso
IPQA (Instituto de Investigación y Desarrollo en Ingeniería de Procesos y Química Aplicada) | Juan Milanesio y José Antonio Scilipoti
Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo – Ministerio de Economía de la Nación | Federico Kisza
InBiomed, la empresa argentina líder en biomateriales para regeneración tisular, incorporó un equipo que utiliza dióxido de carbono (C02) en estado supercrítico para extraer lípidos durante el procesamiento de los tejidos.
Se trata de un desarrollo in-house que demandó dos años de trabajo, una inversión superior a los 60 mil dólares y una profunda articulación con el sistema científico-académico de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Su creación forma parte de una planificación estratégica dirigida a incrementar la productividad, en el marco de una expansión regional por Latinoamérica, prevista para los próximos años.
La nueva unidad representa un avance trascendental para la dinámica productiva: aporta mayor eficiencia al proceso, reduce los tiempos de extracción, ofrece entornos de operación más seguros y simplifica la gestión de los residuos.
Procesos que demandaban tres días, ahora pueden resolverse en una jornada. Como sustituye el uso de solventes de extrema volatilidad (éter), minimiza significativamente los riesgos para el personal de la planta que debe manipularlo a diario.
Cabe recordar que el C02 es un solvente limpio y amigable con el medioambiente. Se trata de un gas que no es tóxico ni inflamable, y puede ser liberado por evaporación sin necesidad de costosos tratamientos previos a su descarte final.
Según las proyecciones, su incorporación permitirá triplicar el procesamiento de tejidos con la capacidad ya instalada.
Cómo funciona el extractor de lípidos
El equipo es apenas más voluminoso que la CPU de una computadora hogareña. El tejido a procesar se humedece en alcohol y se deposita en una cámara especial, a la cual se le inyecta CO2 hasta alcanzar una presión extrema, de más de 200 atmósferas.
La clave radica en el estado supercrítico que ese gas adquiere por encima de los 74 bar de presión y los 31 °C, en esas condiciones el dióxido de carbono, comprimido y caliente, se comporta al mismo tiempo como un líquido y un gas.
Su escasa viscosidad, su densidad –apenas un décimo de la que posee el agua– y su reducida tensión superficial le permiten penetrar en profundidad matrices complejas como huesos, cartílagos y tendones.
A ello colabora que sus moléculas son particularmente diminutas, lo cual facilita de sobremanera su incursión por los intersticios de la intrincada estructura biológica de los biomateriales. Una vez en su interior, el CO2 disuelve los lípidos.
Finalizado el proceso, la mezcla de alcohol y lípidos decantada se retira y el gas se libera.
Por esa capacidad, el C02 en estado supercrítico es considerado un solvente ideal. No es inflamable ni tóxico, por cuanto carece de riesgos para la salud de quienes lo operan. Es estable y químicamente inerte, por lo que no altera el material biológico tratado, ni se degrada durante el proceso.
Una triangulación virtuosa
El diseño, montaje y puesta en funcionamiento de la unidad extractora de lípidos es la materialización de una línea conceptual que pone en diálogo al sector privado, el campo científico-académico y el Estado.
En este caso, implica el avance en una tecnología cuyo desarrollo todavía se presentaba incipiente en Argentina. El mérito es doble, si se considera que se realizó en el marco de una asociación con otros actores del ecosistema nacional de innovación tecnológica.
Ocurre que el proyecto logró encadenar las capacidades de InBiomed, del Instituto de Investigación y Desarrollo en Ingeniería de Procesos y Química Aplicada (IPQA), y de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación.
Con la dirección general de la iniciativa, InBiomed logra capitalizar el know-how para un campo en ingente crecimiento. Los equipamientos de deslipidificación son fundamentales para la obtención de aceites esenciales, sobre todo en la industria cannábica.
A su vez, la expertise del grupo científico del IPQA, el centro dependiente de la UNC y CONICET, fue crucial para sortear cada uno de los desafíos que se fueron encadenando en las distintas etapas del desarrollo.
El círculo se completa con el acompañamiento del Programa de Desarrollo de Proveedores de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación, que tras la evaluación del proyecto decidió apoyar a InBiomed con parte del financiamiento necesario.